Visita Arzobispo Denis Izizoh
- Saint Henry
- 11 jul
- 2 Min. de lectura

El domingo 7 de julio, nuestro querido párroco, el Padre Francis, tuvo la gozosa oportunidad de dar la bienvenida a un entrañable amigo de la infancia, el Obispo Denis Isizoh, quien sirve en la Diócesis de Aguileri. Este reencuentro fue particularmente especial, ya que el Padre Francis y el Obispo Isizoh han compartido una amistad de toda la vida que se remonta a sus primeros días, llena de experiencias compartidas y crecimiento espiritual. El Obispo Isizoh, actualmente en un viaje de peregrinación desde Nigeria, se tomó el tiempo para reconectarse con el Padre Francis, reflexionando sobre sus entrelazados caminos de fe y servicio.
El Obispo Isizoh ocupa un lugar significativo en el corazón del Padre Francis, ya que una vez fue acólito bajo la guía del Padre Francis durante sus años de formación. Su vínculo se fortaleció aún más por el hecho de que ambos padres fueron maestros de escuela juntos en Nigeria, creando una base de respeto mutuo y camaradería que ha perdurado a lo largo de los años. Esta conexión está profundamente arraigada en su compromiso compartido con la educación y la fe, que ha moldeado ambas vocaciones.
Durante su visita, celebraron la Misa del lunes juntos, una hermosa ocasión que permitió a la congregación ser testigo del profundo respeto y afecto que se tienen el uno al otro. Como es costumbre cada lunes, después de la Misa, procedieron a la novena de San Judas, una tradición consagrada que reúne a la comunidad en oración y reflexión. La ceremonia no fue solo una reunión espiritual, sino también un reencuentro conmovedor, lleno de risas, recuerdos y la alegría de amistades reavivadas. El ambiente estaba cargado de calidez y camaradería, mientras viejos amigos y compañeros servidores en Cristo se unían para celebrar su fe y experiencias compartidas.
Este encuentro sirvió como un conmovedor recordatorio de la importancia de la comunidad y los lazos que se forman a través de los viajes espirituales compartidos. Fue un día marcado por la gratitud, la nostalgia y la reafirmación de su compromiso de servir a Dios y a sus comunidades, ilustrando el profundo impacto de las amistades de por vida nutridas en la fe.








































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